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Continuemos hablando de infraestructura

Francisco Martín Miguel (presidente) y Pedro Inojosa Bañados (past president) Asociación de Empresas Consultoras de Ingeniería de Chile, A.G.

Por: Francisco Martín Miguel (presidente) y Pedro Inojosa Bañados (past president) | Publicado: Jueves 18 de junio de 2020 a las 04:00 hrs.
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Francisco Martín Miguel (presidente) y Pedro Inojosa Bañados (past president)

En dos recientes editoriales este medio ha resaltado la oportunidad de desarrollo que representa la construcción de infraestructura en medio de la crisis que estamos viviendo. En efecto, Chile invierte en infraestructura del orden de un 4% del PIB, entre inversión pública y privada; esta cifra presenta una brecha significativa con los países de la OCDE o nuestros principales competidores. La Cepal recomienda que los países de América Latina inviertan anualmente alrededor del 6.2% del PIB en infraestructura, si quieren cumplir con varios de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas al año 2030.

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Para acelerar los programas de infraestructura se requerirá de un esfuerzo extraordinario, muy por encima de lo que acostumbra administrar el Estado, y con su actual dotación y recursos le será muy difícil afrontar debidamente esta coyuntura. Para suplir las brechas en los siguientes años, se deberá multiplicar la inversión directa del Estado y la inversión público-privada.

La inversión en infraestructura deberá asegurar la rentabilidad social para atender las urgentes necesidades de generación de empleo, y por otra parte, incoporar el concepto de economía circular que aborda las posibles soluciones, desde un ámbito integral con el medio ambiente y la innovación. Sin desconocer la importancia de las distintas áreas estratégicas en materia de infraestructura en puertos, aeropuertos, ferrocarriles, entre otras, resaltamos la importancia de focalizar esfuerzos en el corto plazo en obras viales, viviendas, hospitales y recursos hidrícos.

En materia de infraestructura vial, el programa anunciado por el Gobierno contempla la construcción de 17 mil kilometros de rutas y caminos, con una inversión de $ 7 billones de pesos. De acelarse su ejecución, habría un alto beneficio social; según estimaciones, generaría entre 100.000 y 120.000 empleos.

Con la pandemia se han develado los serios problemas en vivienda, así como el déficit hospitalario arrastrado por muchos años; en conjunto entre estas dos áreas, se podrían generar del orden de 100.000 plazas adicionales de trabajo, en un período de tres años.

Según el World Resource Institute, Chile es el 18° país con mayor estrés hídrico del mundo. Recientemente una de las principales divisiones de Codelco paralizó algunos procesos por falta de agua, afectando la producción del principal producto del país y la recaudación fiscal. El programa propuesto por la Mesa Nacional del Agua, integrado por 12 iniciativas, aborda acciones de corto, mediano y largo plazo; la implementación rápida y eficaz de estas medidas impactaría en el desarrollo económico del país.

Las empresas de ingeniería chilenas están disponibles y preparadas para contribuir a los desafíos que enfrenta el país, tal como ocurrio a inicios de los 90, al concretarse una exitosa colaboración público-privado, que permitió lograr en muy poco tiempo disponer de proyectos de ingeniería de detalle para la construcción de la doble calzada La Serena-Puerto Montt (1.400 kms). Sin duda, un ejemplo exitoso del trabajo mancomunado, que hoy más nunca debiera inspirarnos.

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